Para todas aquellas personas que han gustado de la literatura de Jordi Sierra i Fabra, les anunciamos con entusiasmo la publicación de su nueva novela recientemente presentada en la Feria del Libro de Monterrey, Los nuevos campos de fresas, narrativa de ciencia ficción donde todo ocurre en veinticuatro horas, cuya trama se desarrolla a partir de la nueva y potente droga que causa estragos: el meta. Una nueva partida de última generación, tecnológicamente revolucionaria por su realismo pero peligrosa por su directa integración neuronal, ha llegado a la ciudad y comienza a ser distribuida entre los adictos. ¿Quién y qué hay detrás de esta droga?
Jordi Sierra, escribe:
“La conclusión a la que llegué fue que las nuevas drogas son ya las lúdicas, desde los agujeros negros en los que hemos convertido los móviles hasta las realidades virtuales que nos prometen el mejor de los escapes posibles. ¿Quién no querría vivir, aunque fuera temporalmente, en un mundo maravilloso, disfrutando aventuras o relaciones muy diferentes a las habituales? Los cascos y las gafas de realidad virtual cumplen ese cometido. Y esa fue la base sobre la que comencé a trabajar. La diferencia ha radicado en que situé Campos de fresas en un mundo real y esta novela entra de lleno en la distopía.”
Distopía, realidad virtual, tecnología, adicciones, duelo, amor, libertad, felicidad, son algunos
temas que toca la novela a través de sus 184 páginas, donde existe un gobierno que cree que si la gente está contenta, siempre habrá paz; sin embargo realiza redadas para atrapar a los jóvenes que están enganchados con el metaverso huyendo de una realidad autoritaria, prohibitiva y controlada. En la novela encontramos un coro de personajes interconectados que nos habla de las nuevas adicciones, de la búsqueda de libertad, la importancia de la comunidad, el contacto físico y valores universales de paz, amor, concordia y respeto, pero también nos lleva a contrastar las ventajas y desafíos de las nuevas tecnologías.
Literatura de entretenimiento y de valores que destaca la importancia de que los jóvenes puedan hablar de sus utopías, de sus sueños y plantearse posibilidades de cambio en su propio medio. Es una historia que nos lleva a momentos de suspenso, donde hay traición, romance y búsqueda de la libertad.
Kaidos Roz, Líder Zero, Daya Palr, Novax Baiden, Sasha Maidan… son algunos nombres de los personajes de la nueva novela de Jordi Sierra, donde se va dibujando un cambio de época que tiene que ver con las tecnologías de la inmediatez y que nos lleva a preguntar ¿la tecnología nos puede deshumanizar?, ¿vamos hacia lo denominado transhumanismo?, ¿habrá un nuevo humano?. En medio de esta trama encontramos a dos personajes entrañables en Los nuevos campos de fresas, me refiero a Ian y Claridia, quienes representan ese amor juvenil, espléndido y único, esa búsqueda del edén, un anhelo del paraíso perdido y la renuncia a resignarse ante una pérdida.
Cada etapa de la vida trae consigo nuevos desafíos, pero también la oportunidad de descubrir fortalezas que no sabíamos que teníamos, dice Carl Jung, y esta reflexión la encontré en los protagonistas de novela: la hermana y el hermano que a su manera van descubriendo sus fortalezas, y me llevó a preguntar: ¿Qué de nuestras fortalezas no estamos descubriendo o desarrollando, por falta de contacto con la realidad?
La novela nos lleva a un lugar donde a pesar de las circunstancias se encuentra una salida y un anhelo por mejorar, es una lectura que nos invita a entrar en contacto con las nuevas realidades virtuales y una oportunidad para conversar con jóvenes y adolescentes, acerca de lo que les importa y cómo les afecta está nueva manera de comunicarnos, de las nuevas actividades lúdicas, sus alcances y consecuencias presentes.
Los nuevos campos de fresas, no es una novela saga de Los campos de fresas, cuyo éxito es notable, es más bien, como dijo Jordi Sierra, en la presentación de su libro: “es una novela que escribí tras preguntarme, cómo escribiría hoy la novela de Los campos de fresas, y escribí, Los nuevos campos de fresas, donde llegué a la conclusión de que las nuevas drogas son ya las lúdicas”.
Como breviario me gustaría cerrar comentando que la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró en 2022, la Adicción a los videojuegos como una enfermedad que se puede reconocer, diagnosticar y tratar. Sabemos que la industria del videojuego es la que más rápidamente crece, con millones de jugadores en el mundo. Esta adicción no solo se define por el número de horas que se pasa en los videojuegos, sino sobre todo por las consecuencias y repercusiones que tiene en las distintas áreas de funcionamiento de la persona.
Queda la invitación a leer la novela y a preguntarnos como docentes, familia y sociedad:
¿hay tiempo, tenemos tiempo para construir una mejor humanidad libre de adicciones?
Y quedaba mucho, muchísimo por hacer. ¿Había tiempo?
Bienvenidos al futuro…¿es ahora?
Añadir nuevo comentario