Educación

Hablar, leer, escribir y escuchar el lenguaje

Hablar, leer, escribir y escuchar el lenguaje

El cierre del ciclo escolar es uno de los momentos más intensos para los maestros de todos los niveles escolares. Se tienen que hacer evaluaciones finales, entrega de calificaciones, reportes administrativos, revisión de asistencias, organización de actividades de cierre, despedida de grupos, cursos de actualización y un largo etcétera. 

Aprendemos el lenguaje al escuchar, al mirar, aprendemos haciendo sonidos que se volverán trazos, letras que forman palabras que también serán poemas que cuentan y cantan lo que somos; el lenguaje es nuestra primera casa. El lenguaje como una creación que tiene forma y sonido, que puede llegar a ser arte literario cuando la forma y el sonido se vuelven una caracola. Hablar y escribir, leer y escuchar van de la mano; después vienen las frases, las canciones, los saludos, los lamentos, las cartas enamoradas, las bienvenidas… la comunicación humana. Heidegger, lo expresó muy bien: el lenguaje es la casa del ser; casa que habitamos y nos habita, donde crecemos, jugamos, reímos, expresamos amor, en
la cual nos refugiamos, descansamos y aprendemos a vivir y convivir.


Por lo anterior, me parece importante abordar el lenguaje desde los verbos: leer, hablar, escribir y escuchar; y poder identificar la importancia de la lectura como una ventana donde suceden las cuatro, como prácticas cotidianas, pero también como hechos sociales y formativos e incluso estéticos. Mientras leemos vamos encontrando el sentido de las palabras, la escucha y atención de otras personas y la propia voz que escucha y dialoga mientras lee. Cuando leemos tenemos la experiencia de sentido y significado de cada palabra, de la voz de cada personaje, y vamos observando cómo a través de la palabra se teje el destino, la vida y desenlace de los personajes. Una obra literaria, es algo complejo de explicar en todo lo que alcanza a provocarnos, nos conmueve y va transformando nuestra percepción de la realidad.


Al leer, al hablar, al escuchar y al escribir sentimos el lenguaje, actuamos el lenguaje y nos afecta; son prácticas sociales y habilidades comunicativas que apuntan hacia las acciones y ninguna es superior a otra, más bien se necesitan y se valen una de otra para nuestro diario entendimiento y construcción de significados de nuestro comunicar humano. Y bajo este
acuerdo, la importancia de que el aula sea un espacio donde la conversación, la escucha, la lectura y escritura sean prácticas posibles para todos y cada uno de los estudiantes, y no solo aquellos que tengan “facilidad” o sean motivados desde casa, es definitorio y determinante para la formación y porvenir de cada estudiante. La práctica y el fomento de la escritura, la lectura y la oralidad contribuyen a una formación íntegra de los estudiantes. Estudiantes que se resisten al silencio, a la ignorancia y a la exclusión del mundo en el que viven, conscientes del valor e importancia del lenguaje como medio de comunicarse, como ciudadanos activos en la sociedad en la que viven. Hablar de leer en el aula es también hablar de ejercer el derecho a la lectura, a la convivencia, a la escritura y la palabra en el mundo, no en un sentido alfabetizador sino para defender el derecho a ser parte del aquí y ahora, de un futuro donde las habilidades comunicativas son puentes hacia proyectos de futuros compartidos, es acceso a la cultura, es libertad de comunicar, es ejercer el poder la voz propia de manera activa y civilizada en el mundo y la cultura. una cultura que antepone el diálogo a la guerra, el respeto al desprecio, la razón a la imposición.


Aprendemos a leer con quien lee, necesitamos mediadores de lecturas, aprendemos con los demás, la lectura es una habilidad que nos permite comprender y reconocer(nos) en el mundo, la primera fuente de lectura es la interacción e interpretación del mundo, pensar lo que ocurre a tu alrededor e interactuar, tener la propia voz y saber dialogar, saber escuchar, aprender a tener atención y dar atención a lo que te rodea y, a quienes te rodean. Aprender a escuchar y hablar, antes de aprender a leer es muy importante porque es parte del proceso de comprensión lectora, que al fin y al cabo es atender otra voz que no es la mía. Hay, dice Eliana Yunez, lectura solitaria y lectura solidaria, y ambas las podemos practicar
en el salón de clase gracias a un docente que se asuma como mediador lector.

 

Hablar, leer, escribir y escuchar el lenguaje

La educación del alma se da a través de las historias contadas muchas veces, interpretadas y conversadas en grupo; que nos ayudan a darle sentido al presente, seguramente hemos notado que en la educación hacemos uso de la oralidad, la cual
funciona como instrumento de transmisión de saberes y sentido vital. La oralidad es clave para escuchar y leer. Para conocerme y conocer el mundo es importante y necesario conocer las historias que me habitan, las historias que cuentan de dónde vengo; saber contar mi historia y escuchar y leer las historias de otros es un rasgo insustituible del proceso de civilización en el cual se enmarca la educación. La oralidad nos trasmite la cultura, lectura del mundo, es un acercamiento a la diversidad biológica, a la naturaleza, a las personas y sus saberes, la oralidad me acerca.


Es indispensable desarrollar en nuestros estudiantes la capacidad de poner en palabras (oral o escrita) lo que piensan, lo que ven, lo que escuchan, lo sienten… es una parte esencial de su formación integral. Tener presente que la lectura es un derecho habilitante que nos permite el ejercicio de otros derechos y participar en una ciudadanía plena, porque no se trata sólo de comunicarse, sino de aprender a ordenar las ideas, de reconocer las emociones y tener la iniciativa de compartirlas de manera consciente con los demás. La calidad educativa está relacionada con la lectura como acceso al conocimiento para fortalecer la ciudadanía y no solo como proceso de alfabetización. El pensamiento crítico, el libre albedrío y el diálogo entre cultura y educación es a lo que debemos apostar en la escuela.


La escritura como una dimensión estratégica para la educación y la cultura, que viene hermanada con saber leer nos remonta al origen y sentido de la educación; cito a dos grandes, Paulo Freire decía que aprendemos a leer para poder escribir nuestra historia, el derecho a la lectura es fundamental para el acceso a la vida plena y a la cultura; la lectura es un eje clave y patente en la realidad. Por otro lado, leer es pensar con el cerebro de otra persona, escribe Borges, leer obliga a pensar, genera mentes activas, comprensión y empatía, me permite entenderme y entender al mundo donde vivo con otros seres. Leer, escribir, hablar y escuchar son habilidades cognitivas básicas en y fuera del aula para una vida con sentido y propósito, justo lo que todo educador busca cada día en clase. Pensar la escritura, la escucha, la lectura y el habla como accesos a la atención, atención que es un ingrediente primordial para la educación en nuestro días, donde el reto parece ser captar la atención y el interés de mis estudiantes. Me parece que poner en práctica estos cuatro verbos (hablar, leer, escribir y escuchar) de manera activa y consciente nos prepara para enfrentar la realidad actual de un mundo hiperinformado, con un sin fin de contenidos que navegan en la red, lo que necesitamos es apostar por capacitar a los estudiantes, que hablen, que lean, que escriban y sepan escuchar para poder discernir contenidos, desechar y aceptar información, no perder la brújula en medio del mar de información y que sean capaces de elegir y aprovechar todas las ventajas de la información y las tecnologías de comunicación, para beneficio del desarrollo humano y la voz propia y no solo que sean arrastrados por la ola de la reproducción de la oferta informativa.

Hablar, leer, escribir y escuchar el lenguaje

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