Cerrado por remodelación: El descanso que nos renueva
El cierre del ciclo escolar es uno de los momentos más intensos para los maestros de todos los niveles escolares. Se tienen que hacer evaluaciones finales, entrega de calificaciones, reportes administrativos, revisión de asistencias, organización de actividades de cierre, despedida de grupos, cursos de actualización y un largo etcétera.
Todas éstas son solo algunas de las responsabilidades que se suman a la carga habitual del trabajo que tenemos como docentes, por lo que este periodo suele asociarse con un incremento del estrés, la fatiga física y emocional, y en la mayoría de los casos, una falta de tiempo para descansar y tener energía para el día a día. Por ello, resulta relevante detenernos a reflexionar sobre la importancia del manejo adecuado del estrés y del descanso en este cierre de ciclo escolar, de modo que nos permita aprovechar de una mejor manera el próximo periodo vacacional y renovar nuestro compromiso con la labor docente.
Para cumplir con lo anterior, primero debemos entender ¿qué es el estrés? Para Selye (1974, en De la Caridad et. al., 2023), se trata de una respuesta adaptativa del organismo ante demandas internas o externas que son percibidas como amenazantes o desafiantes y que exceden los recursos del individuo para afrontarlas. Esta respuesta puede ser de tipo fisiológico, emocional, cognitivo o conductual, y tiene como finalidad ayudar al cuerpo a enfrentar situaciones de peligro o presión. En el caso de los maestros, el final del ciclo escolar presenta muchas cosas desafiantes y amenazantes que sentimos que nos rebasan y si a esto se suma el desgaste acumulado durante todo el año, el cual puede haber incluido situaciones de indisciplina, falta de recursos, carga burocrática y un sin fin de situaciones que solo quienes estamos frente a grupo sabemos que pasan, entonces tenemos un caldo de cultivo muy fértil para disparar nuestros niveles de estrés.