El pasado 31 de marzo tuvo lugar el webinar Educación global para mejorar el mundo con la participación de Fernando Reimers, experto en la materia y autor del libro que lleva el mismo título, publicado en la colección Biblioteca de Innovación educativa.
Pudieron conectarse, en directo, personas de España, Portugal, Colombia, Ecuador y Brasil; y plantear preguntas a través del chat en la segunda parte del evento.
Este tercer seminario, pretende abordar una nueva mirada que está transformando el mundo de la educación: se trata de la educación para la Ciudadanía global en el siglo XXI.
Augusto Ibáñez, en su introducción a la intervención de Fernando Reimers, constató que la pandemia se ha convertido en una enorme lección para todos y ha demostrado que no pueden resolver problemas globales con soluciones locales, que somos vulnerables y necesitamos el cuidado de otros. Además ha añadido un sentido de urgencia en educar ciudadanos globales capaces de abordar los grandes desafíos, y hacer una sociedad más justa, más inclusiva, pacífica y sostenible.
¿A qué llamamos Ciudadanía global?
La educación global es aquella que permite a los estudiantes entender que forman parte de diversas comunidades que les dan el sentido de pertenencia y de identidad, insertadas a su vez en comunidades más amplias, que forman la comunidad más inclusiva de todas, que es la especie.
Somos seres humanos y nuestra vida es interdependiente con otros seres humanos y con el sistema del que formamos parte. Deberíamos reconocer en los demás parte de nuestra propia humanidad.
¿Por qué es tan necesaria en este momento complejo en el que vivimos?
Porque hay desafíos que solo podemos resolver juntos, como son el cambio climático, el impacto sanitario de esta pandemia, la pobreza, la desigualdad, el desempleo…
Hay muchos ejemplos en la historia que han promovido lo opuesto a la educación global, por ejemplo las guerras religiosas o el propio surgimiento del nacismo. Sin embargo, la educación global pretende entender y mostrar el potencial que hay en el encuentro con aquel que ve el mundo de otra manera, sin sentir amenaza por el que es diferente.
El título Educación global para mejorar el mundo es el resultado de un intenso trabajo de colaboración e investigación con escuelas de todo el mundo para el desarrollo de la competencia global.
¿Cómo ha sido este recorrido de investigación?
Reimers inició su andadura diseñando un extenso currículo de formación, pero la experiencia le llevó a las siguientes conclusiones:
- Es difícil empezar con una propuesta pedagógica demasiado exigente para trabajar en escuelas consolidadas que tienen su propia cultura y sus propias rutinas.
- Un currículo bien diseñado y riguroso es útil, pero no es suficiente para transformar la cultura escolar.
- Es esencial crear procesos y estructuras dentro de la escuela que permitan a los profesores aprender y desarrollar capacidades para enseñar cosas nuevas de una manera más eficaz.
- Se puede acelerar este proceso cuando uno crea redes de colaboración, por lo que es necesario tener herramientas, protocolos, lenguaje común y métodos para hacer público y visible el conocimiento que uno va ganando como resultado de la experimentación pedagógica.
- Lo sencillo escala mejor que lo complejo. El desafío en materia de innovación pedagógica está en traducir ideas complejas y proyectos ambiciosos en procedimientos sencillos que estén al alcance de la mayoría de las personas.
Transformar la cultura escolar es, sobre todo, un ejercicio de comunicación, comprender de qué manera ven los demás el cambio educativo. Por ello el libro ofrece cinco miradas sobre el proceso de cambio: cultural, psicológica, profesional, institucional y política. Plantea un modelo donde alinear estas perspectivas y lograr una educación global de calidad.
¿Ha aumentado la desigualdad con la pandemia?
Así es, nos dice Reimers. Estamos viviendo la mayor crisis educativa del último siglo por el enorme impacto que ha tenido en la educación, entre otros motivos por el distanciamiento físico y la desigualdad en el acceso a la tecnología, la austeridad económica (política, de las familias, recursos…), el impacto en la salud, la interrupción de las escuelas…
Sin embargo, podemos destacar algunos aprendizajes derivados también de esta dura situación:
- La importancia de atender el bienestar emocional de los alumnos.
- La necesidad de la ciencia y la tecnología.
- La capacidad de aprender por cuenta propia y a través de medios remotos
- La relevancia de la comunicación entre escuelas y familias, y la valoración del papel que juega cada parte.
- El valor de la colaboración entre redes de escuelas, alianzas en diferentes sectores de la sociedad.
- El desarrollo de muchas capacidades de la escuela, al buscar otras formas de enseñar.
- El valor de la solidaridad y en general de la educación en valores, y cómo la formación ética ayuda a desarrollar un proyecto de vida con propósito.
- La importancia de preparar a los estudiantes en VICA (acrónimo de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad de condiciones y situaciones).
Reimers cerró este encuentro con una frase de agradecimiento a todos los asistentes insistiendo en la necesidad de que estas ideas circulen y animen un debate sobre educación, al igual que el mensaje con el que finaliza su libro:
“Espero que las ideas presentadas en este libro inspiren vuestros esfuerzos, para hacer que las escuelas adquieran mayor relevancia preparando a los estudiantes para que puedan construir un mundo mejor.”
Turno de preguntas:
- ¿Qué hacer y cómo trabajar en escuelas con dificultades sociales?
- ¿Qué hacer con la atención a la diversidad?
- ¿Ruta para plantear el cambio en una escuela con un estado emocional bajo?
- ¿Cómo educar de forma no elitista en escuelas elitistas?
- ¿Cómo conciliar las ideas innovadoras con la educación propia y los regímenes políticos de diferentes estados y naciones? ¿Hay algún modelo adónde mirar, qué camino seguir? (…)
Comentarios
Es un tema muy delicado para
Buenos días, José Luis. Me
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