Los días 14 y 15 de abril tuvo lugar el Congreso de Educación ”Ciento volando”, un evento virtual en el que contamos con expertos y referentes del mundo de la educación cuyas charlas sirvieron de inspiración a toda la comunidad educativa. Ahora tienes la oportunidad de volver a verlas.
Begoña Ibarrola
Psicóloga, escritora, referente en el ámbito del trabajo en emociones y pionera en la música de la emoción.
Entrevistada por Nerea Riveiro, pedagoga infantojuvenil especializada en atención temprana, pudimos escuchar a Begoña Ibarrola resolver cuestiones como:
¿Qué entendemos por bienestar emocional? ¿Cómo trabajarlo desde la escuela? ¿Qué obstáculos nos podemos encontrar? ¿Qué papel tiene el autocuidado?
¿Cuál es el “ciento volando” que tenemos que perseguir en la educación?
Según Begoña, ese “ciento volando” es la educación emocional para el bienestar. No nos han preparado para desarrollar nuestro propio nivel de bienestar, ni en la adquisición de estrategias para estar bien como, por ejemplo, estar en el presente, gestionar las emociones, potenciar las fortalezas para enfrentarnos a la vida… Una actitud personal que hay que cultivar y desarrollar.
¿Qué se entiende por bienestar emocional?
Es un estado de ánimo, pero también una experiencia subjetiva. Está unida a la felicidad, aunque no necesariamente a la alegría. El bienestar tiene mucho que ver con una actitud, con cultivar habilidades y trabajar en el cuidado. Es una definición subjetiva. Cada uno construye su propio bienestar, pero hay unas características comunes a todos.
¿Cómo podemos incorporar el bienestar emocional como uno de los ejes clave en la tarea educativa?
En cualquier momento del día, concretándolo en cinco grandes áreas:
Intrapersonales
- Autoconocimiento: poner nombre a las emociones; saber qué me ha provocado una determinada emoción.
- Autocontrol: regular emocional sin reprimir, es decir, canalizar ciertas emociones.
- Automotivación: tener objetivos, metas, sueños, y ser autónomo emocionalmente; tener una sana autoestima, confianza en uno mismo.
Interpersonales
- Empatía: ser capaz de comprender al otro no implica estar de acuerdo, pero sí ponerse en “sus zapatos”, no juzgarle desde mis parámetros.
- Competencia social: gestión de las relaciones a través de conjuntos de habilidades que mejoran la convivencia.
¿Qué obstáculos podemos encontrar al trabajar con las emociones?
El profesorado no está formado para ello y, normalmente, se espera ciertas habilidades que no se han enseñado.
Cierto miedo o resistencia del profesorado a hablar de emociones, porque supone un mayor grado de implicación personal.
La presión del currículo actual, que aparta al trabajo en emociones como algo secundario, y estas pueden favorecer o bloquear el aprendizaje.
¿Se debería formar a los docentes en ese autocuidado?
Es necesario cuidar de uno mismo para cuidar a los demás. El mejor acto de altruismo que podemos hacer es ser felices y estar bien. Este autocuidado no llega solo, debemos cultivarlo y aprenderlo.
Algunos consejos para el autocuidado de los docentes y profesionales de la educación
Hay varios ingredientes en esta fórmula magistral:
- Ser resiliente. Conocer las fortalezas pero también las debilidades, porque cuando yo reconozco mis fortalezas las pongo al servicio de aquellas áreas o ámbitos donde me siento menos capaz.
- Potenciar en nosotros y en los demás emociones positivas. Aprender a cambiar emociones negativas por emociones positivas es un ingrediente necesario para conseguir el bienestar, asumiendo que la vida nos trae de todo. La rabia o la tristeza no se alejan porque yo les diga que se vayan, tienes que buscar otro estado emocional que sustituya al anterior.
- Tener optimismo. Una visión positiva de la vida pero al mismo tiempo realista, no idealista.
- Aceptar. Tener la capacidad de asumir en la vida que hay cosas que no podemos cambiar.
- Cultivar relaciones sociales satisfactorias. Seleccionar bien mi red de apoyo.
- Tener unos objetivos en la vida. Saber lo que le impulsa a trabajar todos los días en educación.
- Cuidar el cuerpo. Buscar momentos de calma, de bienestar: tener hobbies, hacer cosas que nos gusten sin un objetivo concreto…
¿Qué pueden hacer los equipos directivos para cuidar a los profesores?
Begoña Ibarrola propone cinco líneas:
- Conciliación familiar
- Empatía
- Celebrar más que criticar
- Aceptar el error como parte del acierto
- Cuidarse uno mismo y cuidar a los docentes
“Practicando el autocuidado podremos cuidar a otros. Tengo que sentirme bien para poder hacerlo bien.”
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