El pasado miércoles 9 de diciembre tuvo lugar el tercer encuentro virtual en el marco del programa Conversaciones sobre Educación para una Ciudadanía global con sentido de la Fundación SM
En este encuentro se conversó sobre la importancia de introducir en la escuela la educación para una ciudadanía global, cuya pieza clave es el desarrollo de las competencias globales; tema que tiene un interés creciente desde que se ha publicado el informe de competencia global de PISA, que ha convertido este ítem en uno de los saberes importantes para la escuela.
Augusto Ibáñez inció el debate haciendo referencia al título, recientemente publicado por SM, “Educación Global para mejorar el mundo. Cómo impulsar la ciudadanía global desde la escuela” cuyo autor, Fernando Reimers arrancó la conversación de este webinar y pudo explicarnos en vivo cuál es su planteamiento en torno la educación global.
¿A qué llamamos Educación global y porqué es tan necesaria en este momento tan complejo en el que vivimos?
Reimers nos cuenta que es necesario preparar a los alumnos para el mundo en el que viven, para el lugar en el que viven. La competencia global en el contexto de pandemia actual hace necesario ciertas capacidades que nos permitan funcionar y poder comprender nuestro entorno:
- Capacidad de autoconciencia, de entender cómo nos afecta esta situación.
- Capacidad de empatía, de ponerse en el lugar del otro auqnue pueda ser diferente a nosotros por edad, contexto…
- Capacidad de flexibilidad, de adaptación, de creatividad, hacer los ajustes necesarios para seguir viviendo en esta situación de emergencia sanitaria.
- Capacidad comprensiva, cognitiva, crítica, entender y comprender, discernimiento sobre qué es interpretación veraz basada en ciencia o basada en la fabricación de una realidad virtual.
- Capacidad anticipatoria, para poder proyectar el impacto que tendrá en el futuro.
Todas estas capacidades cognitivas, intrapersonales, de autoconocimiento y de autoadministración; e interpersonales aplicadas a comprender eventos locales, están en estrecha vinculación con eventos que también son globales y sintetizan lo que es la competencia global.
Podemos extender este ejemplo para hablar no solo de la pandemia si no de cualquier otro desafío global.
En síntesis, la competencia global es el conjunto de conocimientos, habilidades y disposiciones, que nos permiten comprender y participar de forma efectiva en un mundo interdependiente, contribuir a expandir el bienestar humano, la inclusión y la sustentabilidad.
Cuando uno mira lo que están aprendiendo los alumnos, nos damos cuenta también de lo que no están aprendiendo. El estudio de PISA, en el que se pregunta a los chicos si su vida tiene sentido, un 30% responde que no. Y al preguntar si están satisfechos con su vida, un tercio de los chicos no están satisfechos con su vida.
La generación actual es la más educada de la historia de España, una educación con sentido debería posibilitar a un joven encontrar un sentido a su vida, un sentido mayor que él mismo; despertarle el interés por la comunidad en la que vive y que pudiera verse partícipe en la mejora del mundo, para Reimers esto es la educación global.
Hace 20 siglos Terencio decía “ser humano es vivir, de manera que nada humano nos sea ajeno”, la idea de que parte de lo que define la humanidad es tener la capacidad de ponerse en el lugar del otro, es una idea que está en la base de la construcción misma de la declaración universal de derechos humanos, es una idea que está reflejada en la última encíclica papal y en los objetivos del milenio. Idea que debe orientar a la educación en el S. XXI. Hemos fracasado en ayudar a los jóvenes a entender qué es ser humano, es vivir de manera que nada humano nos sea ajeno.
¿Cómo se inserta esta ciudadanía global en el conjunto de las competencias clave que describe la Unión europea?
Javier Valle quiso iniciar su intervención recordando a todos los afectados por la pandemia y agradeciendo especialmente la difícil labor de todos los profesores que tan difícil reto se les ha impuesto.
Nos contó que la escuela está acostumbrada a trabajar en lo próximo y, aunque es necesario, debemos partir de ahí para después crecer e ir hacia lo global. Así lo entiende también la Unión europea, que lanzó en 2018 una recomendación de las competencias clave necesarias para el aprendizaje permanente, mejorando las de 2006.
En todas las competencias la referencia al carácter global es constante, y enfatiza al mismo tiempo dicho carácter en la enseñanza. La competencia global baña y permeabiliza las ocho competencias clave que enuncia la Unión europea:
- Competencia 1ª comunicación: el lenguaje es la puerta a ese mundo con los demás.
- Competencia 2ª lenguaje multilingüe, necesaria para entender con mayor empatía.
- Competencia 3ª matemática, científica y de ingeniería, hace referencia explícita a la comprensión de problemas globales como el medio ambiente, la desertización…
- Competencia 4ª digital, en ella la referencia a la globalización es clave, ya que esta es la ventana al mundo global que me permite conectar con el planeta y comportarme como un ciudadano global del mundo.
- Competencia 5ª personal, social y de aprendizaje, incluye flexibilidad, empatía, comunicación, colaboración y autorregulación que hacen falta para entender un mundo complejo. Ubicarme desde lo local hacia lo global.
- Competencia 6ª cívica , habla específicamente de desarrollos globales y sostenibles, se refiere a un nivel global para tomar decisiones cívicas.
- Competencia 7ª emprendimiento, entendida como oportunidad de emprender, e tener iniciativa cuando entendemos la complejidad de lo global.
- Competencia 8ª apreciación y expresión cultural, tiene una enorme relación con la capacidad de interpretar expresiones culturales locales, regionales, nacionales europeas y globales.
¿Una asignatura es la forma más conveniente de aplicación?
Reimers responde a esta cuestión explicando su propia experiencia que marcará la evolución de su pensamiento en cuatro posiciones o períodos:
- Primer período: Se inció trabajando la educación cívica, estudiando los problemas locales, pero se dio cuenta de que todos ellos tenían una referente global, así que debía ayudar a sus alumnos a entender las dos cosas.
- Segundo período: Posteriormente desarrolló un curriculum que recogió en su libro “Empowering GLOBAL Citizen. A World course” partiendo de los objetivos de desarrollo del milenio, la declaración universal de los derechos humanos y el marco de riesgos globales (que produce de todos los años el Foro económico mundial). A partir de ahí definió el marco de competencias que debía tener un alumno de bachillerato para comprender estos desafíos, que le importasen y tuvieran la capacidad de resolverlos. Desde este curriculum se creó una escuela en su totalidad, incluido el edificio, la organización…
- Tercer período: Valoró las dificultades para muchas escuelas en la aplicación de dicho currículo, por los cambios tan profundos que implicaba en el centro, y porque la mayoría de profesores no tiene las capacidades para enseñar todo lo que el Curso global planteaba.
De esta idea surge su libro “Empoderar alumnos para la mejora del mundo en sesenta lecciones” un curso más realista, al alcance de todas las escuelas que tenemos hoy en día.
En resumen: su modelo de cambio educativo empezó siendo que el “currículum cambia la escuela”, pero descubrió que les hacía falta:
- Un currículo, a través de lecciones que estén insertas en otras asignaturas como matemáticas, química...
- Una herramienta de gestión escolar que permita construir comunidades de profesores para que desarrollen una visión compartida de porqué y de cómo llevar a cabo esta educación global, y así expandir el grupo que personas que comprenden que hay que cambiar la cultura escolar.
- En su cuarto período, Reimers declara la necesidad de una comprensión sistémica que permita cambiar la escuela; no vale con cambiar la práctica pedagógica en una asignatura en un año, puede ser útil pero no provoca un cambio de profundidad del estudiante. Por lo tanto una asignatura no sería la solución. Afirma que hay que lograr transformar la cultura de la escuela y del sistema es la idea de fondo que recoge en su libro “Educación global para mejorar el mundo”, en el que propone una manera de pensar ese cambio desde cinco dimensiones complementarias: cultural, psicológica, profesional, institucional y política.
Los contenidos no son la meta de la educación si no el andamiaje para lograr las competencias pero en la práctica todavía estamos muy centrados en los contenidos descontextualizados, alejados de los problemas reales; interés dudoso para la mayoría de los alumnos que ven como la realidad se mueve de manera diferente a la escuela
¿Qué es necesario hacer para que la competencia global tenga verdadera aplicación en la escuela?
Javier Valle responde a esta cuestión haciendo referencia al escenario de cambio por la LOMLOE en el que nos encontramos. Afirma que se hace necesario un cambio sistémico y no solo de ámbito curricular. Esta idea queda desarrollada en su libro “Reforma de currículo escolar: ideas y propuestas”, donde plantea una red para el diálogo educativo, que es por donde deben venir las reformas curriculares.
Hay que considerar cuál es el sentido real de las competencias, afirma que sobran métodos y nos faltan metas. Hay que dar recursos a los profesores para saber actuar en el siglo XXII, herramientas para saber vivir en este planeta interconectado. Saber actuar es el núcleo; no trasmitimos una información, una destreza o una actitud, trasmitimos todo eso trenzado para que dé como resultado una actuación que permita el cambio, un cambio para una conciencia global.
Es necesario un cambio sistémico y una revolución curricular, no solo es cuestión de añadir una asignatura, hay que revolucionar el enfoque curricular, orientado a conseguir en los alumnos desempeños vitales, cobrar sentido de mis acciones y dirigirlos a una meta.
El cambio de enfoque implica el cambio de localismos, de derechos y de normas; un enfoque de la dignidad humana donde todos tenemos un mismo valor humano y esto es lo que debe recoger en el currículo. Reorientar y revolucionar el currículo e incluir este enfoque que pone a todos los seres humanos como ciudadanos de un mismo contexto planetario o global, no solo limitarnos a ver un mundo interconectado.
Este tercer encuentro forma parte del programa Conversaciones sobre educación para una Ciudadanía global con sentido. Un conjunto de talleres de reflexión para construir juntos una educación que impulse la ciudadanía global desde la escuela a través del trabajo en competencias clave y que incluya necesariamente la competencia global en cada una de ellas.
“Ser humano es vivir, de manera que nada humano nos sea ajeno”
Sigamos pensando juntos la educación del futuro
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