¡Policán la ha hecho buena! El alcalde, que no aguanta ni media, le ha despedido. Policán devuelve su placa y se marcha; pero, aunque haya perdido su trabajo, no ha perdido la esperanza... ¡ni los amigos! Y así, Periquillo y TDAH le fabrican un disfraz de poli gatuno con el que se vuelve a colar...
El malvado profesor Pipicaca está de vuelta, pero ahora se llama Cocoliso Cacapipi. Y gracias a la Cocomáquina del tiempo que ha instalado en su mega robot, viaja atrás en el tiempo... Hasta llegar al momento en que Jorge y Berto se hicieron amigos y se enfrentaron a la brutal panda de Bartolo...
Torna el Club del còmic del Supergatet des d'una nova perspectiva! Els membres del club no es posen d'acord i cadascú vol dir-hi la seva en aquesta història. Aconseguiran deixar de barallar-se i treballar tots junts?
Sito y su robot gigantesco se han portado mal con la prima Lucy y deben compensarla. Pero su regalo sorpresa para Lucy se convierte en una trampa cuando el Presidente Pingüínez invade la Tierra desde Plutón. Este pendenciero pingüinoide está enfadado porque Plutón ya no es considerado un planeta...
¡Jorge y Berto han vuelto a hacer de las suyas! Esta vez, su broma hace que el cerebrito de clase, Gustavo Lumbreras, se ponga como una fiera sedienta de venganza. En un abrir y cerrar de ojos (y el estornudo de una nariz), Gustavo pasa de ser un mocoso presumido a ser el mocoso chico biónico...
Jorge y Berto son muy buenos usando la imaginación, lo que hace que su profesora, la señora Pichote, se vuelva loca. Y es que, esta vez, la broma se les ha ido de las manos y han creado un verdadero monstruo: ¡la Supermujer Macroelástica! Con ayuda de sus horripilantes robots y de su horrendo...
El minino favorito de todo el mundo ha montado un club para animar a sus amigos a inventar, dibujar, crear y, sobre todo, ¡a pasárselo bien! Un cómic tronchante lleno de ideas chulas, que demuestra que todos llevamos un comiquero dentro.
Jorge y Berto tienen cierta inclinación hacia las bromas pesadas, y la última hace que su profesor de ciencias llegue al límite y dimita. Así que, el señor Carrasquilla, tendrá que contratar rápidamente a un sustituto: Peponcio P. Pipicaca. Ni Jorge ni Berto pueden resistirse a burlarse...