Dios es amor y fiesta, risa, piropo y amistad, es belleza, beso y serpentina, o, de lo contrario, ¿para qué lo queremos, o a quién puede interesar un ser siempre mayor con cara de vinagre?
¿Qué impide que ese Dios se nos comunique, recite en alta voz sus ideas y sentimientos sin ambages,...