Autor: Paula Reinoso – Asesor/a pedagógico/a SM
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En un contexto escolar donde la colaboración suele limitarse a tareas grupales sin un propósito compartido claro, el aprendizaje cooperativo se presenta como una metodología potente y transformadora que busca aprovechar la interacción social para potenciar el aprendizaje de todas y todos los estudiantes.
En esta conversación, Francisco Zariquiey comparte consejos prácticos para que la cooperación se convierta en verdadero aprendizaje en tu aula.
¿Cómo llevarlo a la práctica y qué beneficios concretos ofrece? Te invitamos a descubrir las claves que comparte
Francisco Zariquiey.
¿Qué impacto tiene la cooperación en el desarrollo académico de los estudiantes?
En contextos de alta exigencia, es común pensar que cooperar puede restar tiempo al aprendizaje. Sin embargo, Zariquiey aclara: “la cooperación se pone al servicio del aprendizaje”. Es decir, no se trata de elegir entre colaborar o aprender, sino de usar la colaboración como medio para lograr aprendizajes profundos.
Algunos principios clave que puedes aplicar:
👉 No hay aprendizaje cooperativo sin trabajo individual. La cooperación debe permitir que cada estudiante avance en su autonomía.
👉 El aprendizaje transita del plano social al individual, como plantea Vygotsky.
👉 La gestión del aula es clave: alternar entre trabajo en duplas, equipos e instancias individuales presenta múltiples beneficios. Zariquiey lo resume así: “los alumnos aprenden juntos a hacer las cosas solos”.
¿Cómo integrar la cooperación en la escuela?
Zariquiey plantea una idea clave: “el aprendizaje cooperativo no es algo distinto de lo que haces, sino una forma distinta de hacer lo que ya haces en el aula”. Esto implica que no se trata de sumar actividades grupales esporádicas, sino de transformar tu enfoque didáctico para que la cooperación sea parte de la rutina pedagógica.
Para lograrlo, necesitarías:
1. Diseñar experiencias cooperativas sistemáticas, no ocasionales.
2. Planificar con intención, alineando la cooperación con los objetivos curriculares.
3. Construir una cultura escolar colaborativa, donde el trabajo en equipo entre estudiantes y docentes sea la base.
Como señala Zariquiey, “a cooperar se aprende cooperando”, por lo que es fundamental que tus estudiantes vivan experiencias auténticas de colaboración desde el aula. Esto requiere una planificación sostenida y una visión compartida entre docentes.
🛠️ Recomendaciones para comenzar:
Si quieres integrar el aprendizaje cooperativo en tu escuela, considera estas acciones:
👉 Revisa tus planificaciones e identifica oportunidades para incorporar dinámicas cooperativas.